Gracias a la producción excesiva, dio lugar una forma rudimentaria del comercio: el intercambio de productos propios por otros. Así la burguesía llegaba cada vez a más poder y eso causaba confrontaciones entre los gremios y la nobleza, quienes pretendían recuperar su poder político y social.
En cuanto a la arquitectura, la aparición de materiales más ligeros y resistentes (como el hierro y el cemento), las construcciones llegaban a tener más altura y predominaba el vano sobre el lleno, siendo la luz el punto focal, como se aprecia en Notre Dame. Mientras que destacaba el uso del arco de ojiva, aparecieron algunos otros tipos como el apuntado, lanceolado, rampante, conopial y carpanel.
La simbología se vuelve más abstracta, por ejemplo, el rosetón es símbolo de la Virgen Maria. La cabalística toma gran importancia, siendo los más usados: 4 (los cuatro elementos de la vida), 3 (la santa trinidad), 7 (el hombre) y 2 (cuerpo+alma). En muchas construcciones encontramos gárgolas, de origen celta, y laberintos, de origen rúnico.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario